Sociedad Peruana de Pediatría recibe reconocimiento del Colegio Médico del Perú

 

La Sociedad Peruana de Pediatría recibió el primer puesto del Premio a la Calidad Institucional por parte del Colegio Médico del Perú, en reconocimiento a su labor como institución médico científica.

El premio fue recibido por el doctor Roberto Rivero Quiroz, past presidente de la Sociedad Peruana de Pediatría, en una ceremonia realizada en la sede del Colegio Médico del Perú, el pasado 30 de setiembre.

Asimismo, a través de la Resolución del Consejo Nacional Nº138-CN-CMP-2022, la Sociedad Peruana de Pediatría ha sido inscrita en el Registro Nacional de Instituciones Médico Científica con registro Nº300711-SM-36.

 

 

 

 

 

Maltrato infantil: heridas que no sanan

 

Hace cincuenta años era excepcional encontrar en los diarios alguna noticia que revelara casos de maltrato infantil.  Éste se consideraba un secreto de familia, dentro de la cual debía ser manejado y superado. Han pasado varias décadas y el reconocimiento del maltrato a los niños ya no es excepcional, por el contrario, las noticias que reportan estos casos resultan ahora trágicamente cotidianas. Pocas experiencias en la vida tienen tan graves consecuencias como el abuso, el maltrato y la negligencia vividas en la infancia.

El abuso puede clasificarse en físico, sexual o emocional. Cuando hablamos de maltrato psicológico nos referimos a las conductas que tienen la intención de provocar sentimientos de culpa, vergüenza o miedo, de persuadir a los niños a realizar actos inapropiados, destruir o denigrar objetos que el niño valora, o colocarlos en situaciones potencialmente riesgosas, como presenciar la violencia física entre los padres.

El maltrato por negligencia se puede enfocar desde el punto de vista físico, como una falta en la provisión de alimentos, vestido apropiado, abrigo, supervisión y cuidados pediátrico y dental. Si lo vemos desde el punto de vista emocional, la negligencia implica una falla para llenar las necesidades emocionales. La negligencia se manifiesta al no responder a las demandas del niño que se ve en peligro o aislado, o dejándolo esperar que se resuelvan situaciones que están por encima de su nivel de madurez (por ejemplo, en los hogares disfuncionales de los niños con padres consumidores de sustancias).

Muchas investigaciones han demostrado el efecto que el maltrato infantil tiene a lo largo de la vida, llevando a aumentar los riesgos de trastornos severos del sueño, depresión, ansiedad, intentos de suicidio y también de conductas de riesgo dirigidas hacia otros como la agresión, la impulsividad, e incluso la delincuencia. Cuando se unen a otras experiencias adversas sufridas en la niñez (como puede ser la muerte o pérdida de uno de los padres o cuidadores) los riesgos aumentan de forma notoria y se asocian a la aparición de enfermedades crónicas, como las cardiacas o renales y al abuso de sustancias, además de una reducción en la esperanza de vida.

El desarrollo del cerebro está dirigido por los genes, pero es modelado por la experiencia, especialmente aquella que tenemos en los períodos críticos del desarrollo. Cuando el niño se enfrenta a una situación de maltrato, el cerebro muestra una respuesta de adaptación que consiste en interpretar la situación adversa e idear respuesta para poder “sobrevivir” a la amenaza que representa, activando circuitos cerebrales que en otras circunstancias no estarían funcionales. No sorprende que estas respuestas ocurran en regiones particulares del cerebro y sean diferentes según el tipo de abuso o maltrato sufrido y el momento de la vida en que ocurren, como lo muestran las neuroimágenes de los pacientes que, por ejemplo, han sido testigos de violencia doméstica. En estos niños el efecto de la violencia parece ser más notable si ocurre entre los 7 y los 13 años y afecta de preferencia los circuitos que unen las áreas de la visión y el circuito límbico, dedicado a procesar las emociones, aprendizaje y memoria. Por otro lado, el abuso sexual previo a los 12 años compromete las áreas de reconocimiento facial y el procesamiento sensorial táctil. Se entiende que estas modificaciones representan respuestas adaptativas del cerebro frente a la agresión, con el fin de atenuarlas alterando la percepción consciente, pero dejando intactos los circuitos profundos que permiten una reacción rápida en caso la situación se repita. De esta manera, la exposición repetida sensibiliza al cerebro para detectar el peligro de manera cada vez más rápida. Estos cambios pueden parecer favorables, pero la sensibilización puede aparecer frente a otros estresores aumentando el riesgo de ansiedad o depresión y con ello el riesgo futuro de trastorno de estrés postraumático. En otras palabras, el cerebro se prepara para defenderse en un mundo de amenazas constantes, pero el precio que paga por ello es muy alto.

La investigación también se ha orientado a buscar si estas respuestas pueden ser revertidas, como lo demostró un estudio realizado en niños pertenecientes a orfanatos en Rumania, en quienes los cambios en la estructura del cerebro y evidenciado en neuroimágenes (especialmente en el cuerpo calloso) revirtieron después de que los niños dejaran el orfanato y pasaran a hogares adoptivos.

¿Y qué hay sobre las consecuencias a futuro? Las experiencias adversas modifican los circuitos del hipocampo, reduciendo su volumen y aumentando el riesgo de múltiples trastornos pisquiátricos como esquizofrenia, trastornos disociativos y de personalidad. Si bien no todos los adultos desarrollarán estos trastornos, existe un grupo de individuos resilientes que lograrán compensar las alteraciones cerebrales inducidas por el maltrato.

Estas observaciones nos llevan a reflexionar que además de intentar revertir las circunstancias adversas que el niño enfrenta, también debemos dedicar esfuerzos a estimular las respuestas de compensación para evitar la modificación permanente de los circuitos cerebrales afectados. De lo contrario el niño corre el riesgo de convertirse en un adulto que mostrará en su conducta futura las consecuencias de sus propias experiencias infantiles adversas, siendo más proclive a ejercer conductas abusivas, violentas o negligentes contra las personas de su entorno, cerrándose el círculo vicioso del maltrato. Si tomamos en cuenta la alta prevalencia del maltrato infantil que observamos actualmente, nos podemos dar cuenta del gigantesco costo social que implica el desatender este gran problema de salud pública.

El conocimiento adquirido en los últimos años acerca de los mecanismos de respuesta del cerebro frente al maltrato infantil y sus consecuencias nos lleva a reflexionar sobre las alternativas para enfrentar este enorme desafío. El primer paso siempre será la prevención. El rol del pediatra aquí es importante para la detección de los riesgos sociales del niño como parte rutinaria de su atención. Más adelante serán los cuidadores, pediatras y profesores quienes debe aprender a reconocer los signos de maltrato en el niño y es la sociedad quien debe proporcionar el soporte para las familias afectadas y las familias con riesgo de ser afectadas. Si reconocemos que las raíces de la violencia están en la infancia, la respuesta lógica para reducirla sería dirigir nuestros esfuerzos hacia la niñez, ¿por qué no empezamos a cuidarla?

 

REFERENCIAS

  1. Ortiz, R., Gilgoff, R., & Burke Harris, N. (2022). Adverse Childhood Experiences, Toxic Stress, and Trauma-Informed Neurology. JAMA Neurology, 79(6), 539. https://doi.org/10.1001/jamaneurol.2022.0769
  2. Teicher, M. H., Samson, J. A., Anderson, C. M., & Ohashi, K. (2016). The effects of childhood maltreatment on brain structure, function and connectivity. Nature Reviews Neuroscience, 17(10), 652–666. https://doi.org/10.1038/nrn.2016.111
  3. Teicher M. https://dana.org/article/wounds-that-time-wont-heal/

Día Internacional de lucha contra el Cáncer Infantil

 

 

El 15 de febrero se conmemora el Día Internacional del Niño con Cáncer. Esta fecha fue instituída por la Organización Internacional de Cáncer Infantil en Luxemburgo en el año 2001.  El Día Internacional de Lucha contra el Cáncer Infantil tiene como objetivo crear conciencia y sensibilizar a las personas sobre esta enfermedad. La fecha tambien sirve para promover la realización de un diagnóstico oportuno que puede llevar a un tratamiento adecuado que permita lograr la curación.

El cáncer infantil es causado por factores genéticos o ambientales, pero en muchos casos no se sabe qué lo produce. Según la OPS en el mundo, cada año se diagnostica cáncer en unos 400 000 niños y adolescentes (de 0 a 19 años). En el continente Americano se estima que hubo 45 244 nuevos casos de cáncer en el año 2020. La mayoría (64%) de estos casos ocurrieron en América Latina y el Caribe (29 057 casos estimados).

A continuación, hacemos una lista de hechos importantes:

  • El año 2017 hubo 1352 niños y adolescentes con diagnóstico de Cancer en el Perú.
  • En nuestro país se presentan cerca de 15.3 casos por cada 100,000 habitantes.
  • La sobrevida global a 5 años es de 57.85% para todos los tipos de cánceres infantiles.
  • En los países de altos ingresos esta sobrevida llega alrededor del 80%.

El cáncer infantil requiere un DIAGNÓSTICO TEMPRANO para conducir a mayores probabilidades de supervivencia. Es cierto que no se puede prevenir, pero si se detecta a tiempo la posibilidad de sobrevivir al cancer infantil puede llegar al 80%.

En Latinoamérica y en Perú, donde hay enormes inequidades, el diagnóstico oportuno o un tratamiento de alta calidad del cáncer infantil, son limitados.

El Perú puede alcanzar mejores resultados contra el cáncer infantil si:

  • Mejora el diagnóstico precoz,
  • Disminuye el diagnóstico erróneo (hoy >20 %),
  • Reduce los retrasos en el diagnóstico (actualmente 8 semanas),
  • Reduce la tasa de abandono del tratamiento (aproximadamente 18 %),
  • Aumenta la capacidad resolutiva de los servicios de salud y del recurso humano.

¡TODOS DEBEMOS CONOCER LOS SIGNOS Y SÍNTOMAS
DE CÁNCER INFANTIL PARA REALIZAR UN DIAGNÓSTICO TEMPRANO!

 

 

EL LAZO DORADO: FORTALEZA Y ESPERANZA PARA LOS NIÑOS CON CÁNCER

El lazo dorado, es una manera de ofrecer apoyo a todos los niños que batallan contra la enfermedad del cáncer cada día. Expresa la valentía y heroísmo de todos los pequeños pacientes, y sus familias que luchan y no se rinden contra esta enfermedad.

 

 

 

EL CÁNCER INFANTIL ES CURABLE.

¡AYÚDANOS A DETECTARLO A TIEMPO!

 

Referencias